segunda-feira, 11 de julho de 2011

¿la violencia y el crimen organizado podrán vencer a la razón y la poesía?



¿Estaba Facundo Cabral en el lugar equivocado?
PEDRO DE LA HOZpedro.hg@granma.cip.cu


El asesinato del cantautor argentino Facundo Cabral en Guatemala, el último sábado mientras se dirigía al aeropuerto para viajar a Nicaragua, abrió una terrible interrogación: ¿la violencia y el crimen organizado podrán vencer a la razón y la poesía?
Se sabe, de acuerdo a las investigaciones preliminares de las autoridades guatemaltecas, que el objetivo del atentado no era en primera instancia Cabral, sino el conductor del vehículo, el nicaragüense Henry Fariñas, empresario de la industria de los espectáculos, promotor de la gira por Centroamérica del autor de No soy de aquí ni soy de allá.
Pero a todas luces no fue un hecho fortuito, sino un acto deliberado. La utilización de fusiles de asalto y las características de la emboscada permiten asegurar la existencia de una premeditación criminal. Es casi imposible que los sicarios ignorasen la presencia del artista en el auto.
Cabral (La Plata, 1937) fue un caso singularísimo en la nueva canción latinoamericana. Un verdadero outsider. Hacia el 2007 se describió a sí mismo con mordaz crudeza: "Fue mudo hasta los 9 años, analfabeto hasta los 14, enviudó trágicamente a los 40, y conoció a su padre a los 46. El más pagano de los predicadores cumple 70 años y repasa su vida en la habitación de un hotel que escogió como última morada". En los últimos meses, una larga dolencia de la vista lo dejó prácticamente ciego.
Su música guardaba una relación cercana a la veta folclórica de su país, aunque en ocasiones afloraron influencias de la balada pop y hasta de la movida rockera. A fin de cuentas, la música fue para él un vehículo para la exposición de una ideología en la que el sentido de la justicia y la defensa de los principios humanistas corrían a la par de una perspectiva social anarquista y un misticismo explícito.
Gustaba del verso y del verbo. Acuñó frases célebres: "De mi madre aprendí que nunca es tarde, que siempre se puede empezar de nuevo". "Puedo decir descaradamente que soy un tipo libre y feliz". "La gente es todo lo vieja que quiera ser. He visto algunas muchachas con 20 años y estar totalmente envejecidas, por el contrario, conozco a una muchachita con 83 años, Teresa de Calcuta, que nos enseña a vivir todos los días". "Escapa de los que compran lo que no necesitan, con dinero que no tienen, para agradar a gente que no vale la pena". "El que no está dispuesto a perderlo todo, no está preparado para ganar nada". "Llorar por la muerte es faltarle el respeto a la vida".

A la conmoción que causó en el mundo el asesinato, se sumó desde La Habana Silvio Rodríguez, quien en su blog personal reprodujo el texto de la canción Está la puerta abierta, que Cabral cantó numerosas veces junto a su compatriota Alberto Cortez, que en dos de sus estrofas dice: "Está la puerta abierta / juntemos nuestros sueños / para vencer al miedo / que nos empobreció. // Iremos de uno en uno / después de pueblo en pueblo / hasta rodear al mundo / con la misma canción".

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